sábado, 11 de abril de 2009

OTROS TIEMPOS, OTROS SANTOS: LA SANTA MUERTE


“Cuando la cosa se pone fea no queda más que creer y rezar”, afirma doña Juanita, mientras enciende una pequeña veladora de papel y la coloca en el altar dedicado a la Santa Muerte. “Mi niña me protege, pues después de Dios no hay nadie más chingón que ella”, explica la mujer oriunda de Guanajuato.
El culto que profesa doña Juanita es uno de los de mayor expansión en México: 5 millones de personas, según datos de la agrupación religiosa. Sin embargo, el creciente número de seguidores no ha logrado que la Niña Blanca sea reconocida por la Iglesia católica o que tenga el registro de la Secretaría de Gobernación.
Contrario a eso, en días recientes los seguidores de la Santa Muerte protestaron por la demolición de sus templos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y en Tijuana, Baja California. Autoridades locales argumentaron que fue parte del combate al narcotráfico. Para David Romo, arzobispo de la Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional Mex-EU, se trató de “un abierto acto de intolerancia religiosa (...) también es un acto de prepotencia”.
Hugo Valdemar Romero, portavoz de la Arquidiócesis de México, aclaró que la Iglesia católica no tuvo nada que ver con las demoliciones, y agregó que “no es ningún secreto que esa devoción (la Santa Muerte) es identificada con el narcotráfico y la delincuencia organizada... esta denominación no sólo es supersticiosa sino diabólica”.
La polémica sobre la “santidad” no se limita sólo a la Flaca; incluye también a figuras como Jesús Malverde, conocido como el santo de los narcotraficantes —de quien también se destruyeron templos en el norte del país—, a San Benito Juárez, San Pancho Villa y al Niño Fidencio. Más allá de las polémicas, ¿qué necesidades cubren estos llamados santos laicos? Veamos, primero, quiénes son:
La Santa Muerte: ¿el lado siniestro de la Virgen de Guadalupe?
“La muerte es justa y pareja para todos pues todos vamos a morir”, dicen los seguidores de la Niña Blanca, cuya primera aparición ocurrió en 1960 en Catemaco, Veracruz, cuando un hombre vio su imagen dibujada en las láminas de su choza y pidió que el sacerdote del lugar comprobara el hecho; sin embargo, esto no sucedió.
El origen de la visión sagrada de la muerte remite, según antropólogos, a la época prehispánica, siendo la Flaca el resultado de un sincretismo que mezcla diversos elementos del México antiguo y el actual.
La fe en la muerte como una entidad “santa” se acentuó de manera importante en Hidalgo en 1965. A partir de esa fecha, los seguidores de esta figura cadavérica se agruparon en los estados de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Campeche, Morelos, Nuevo León, Chihuahua, el DF, además de Los Ángeles, California, Estados Unidos, en donde también se reparten 15 mil templos y capillas.
Homero Aridjis comentó, a propósito de su libro La Santa Muerte: “Su propagación ahora se debe, tal vez, a la emergencia de los movimientos católicos mexicanistas, las modas esotéricas del new age, la música metálica, la confusión de valores, la violencia urbana, los temores apocalípticos, la desintegración familiar y el gobierno informal del crimen organizado”.
“Con orígenes similares, es el otro lado de la medalla, el lado siniestro de la Virgen de Guadalupe”, consideró Aridjis. Tal vez en esto coincidan quienes creen que la Niña da cobijo sólo a los ladrones, drogadictos, reclusos, narcos y prostitutas. O los que ven en la Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional Mex-EU un negocio turbio.
Sin embargo, es oportuno decir que a la Santa también le rezan personas que no “le hacen mal a nadie”: amas de casa, estudiantes, enfermos, quienes ven en ella “la única posibilidad de remediar sus problemas” y para las que las similitudes con la misa católica no saltan de lo normal.
Octavio Paz, en El laberinto de la soledad, dice que “la muerte nos seduce y nos venga de la vida”. La Santa llega a hechizar a sus creyentes con su guadaña, su balanza, su reloj de arena, sus vestidos “que la hacen más bonita”, afirma doña Juanita, quien como otros creyentes acude el primer día de cada mes al rosario en su honor para agradecer los “favorcitos”.
“La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos”, asegura Paz en su ensayo Todos santos, día de muertos... si esto es cierto ¿qué nos dice el espejo de la Niña Blanca?
Bajo su manto lúgubre podemos encontrar personas acostumbradas, por la razón que guste el lector, a la delincuencia, a la violencia, a la impunidad, a la necesidad; también a la exclusión. Un ambiente sórdido que opaca a quienes acuden sólo por “no perder la fe”. “Un extraño rincón para
los excluidos”, según doña Juanita.


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jueves, 9 de abril de 2009

HECHIZO PARA ESTAR ARMONIZADOS CON EL AMOR


El amor es el sentimiento que nos mantiene vivos y en armonía con la naturaleza y el resto de los seres humanos que nos rodean. Para tratar de atraer el sentimiento hacia nuestra persona, he aqui un sencillo procedimiento que da resultado, con ayuda de la Santa Muerte.

1.- Comprar una veladora roja con la figura de la Sabta Muerte.
2.- Una vez en casa o en el lugar donde se encuentre su altar, con los ojos cerrados pase la veladora por todo su cuerpo, iniciando en la cabeza y terminando en los pies; pidale con todas sus fuerzas que le ayude en encontrar el camino para que los demás o una perona en especial (se dice el nombre) lo amen.
3.- Hecho lo anterior encienda su veladora y déjela consumir totalmente.
4.- Repita esto por lo menos dos veces al mes y verá los resultados.

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